¿Haciendo
amistades?
Reflexiones acerca de los acuerdos institucionales en marcha
entre la dirigencia de Boca y River en materia de marketing.
1- Fundamentación de la alianza
Con
el arribo de Rodolfo D´Onofrio a la presidencia de River se empezó a gestar una
nueva política de financiamiento tanto para los de Núñez como para nosotros los
bosteros. Hablamos de estrategias de marketing. Mucho de esto no es nuevo:
Quilmes fue sponsors de la camiseta de los dos clubes desde el ´96 al 2002. Pero
hay que entender que estamos frente a un nuevo escenario: los clubes no actúan ahora
cada uno por separado coincidiendo eventualmente en la elección de un sponsor,
sino que se activa una planificación institucional compartida en relación con
un mismo objetivo.
Aunar
políticas en el área de marketing es una tarea de la cual los dirigentes de
ambos clubes se muestran muy entusiasmados. Hay una especie de diagnostico en
común: no solo el marketing deportivo es una gran fuente de ingresos por sí
misma -en Boca expresa el 30% del
presupuesto-, sino que ante la caída de pases millonarios al exterior, sea por
la crisis europea como por la emergencia de nuevos mercados, se volvió una
necesidad indispensable encontrar nuevas usinas de ingreso monetario.
En
reiteradas declaraciones, ambos directivos calculan que River y Boca abarcan el
70% de los hinchas de país, lo cual proyecta un mercado con un potencial
inmenso. River en esta terea de ganar clientes con acciones innovadoras nos
mira desde abajo: boquita hace años impulsa una política marketinera que es
percibida por muchos como exitosa; Pablo Rohde, nuestro Gerente de Marketing, se jacta
al decir que Boca reúne el 73% de los ingresos generados por marketing deportivo
en Argentina. En tren de todo esto,
imposible que no señalemos la paradoja de que las gallinas de ser “los
millonarios”, el club de los grandes éxitos económicos y las transferencias récord
en la prehistoria del fútbol argentino, ahora seamos nosotros los xeneizes
quienes estemos a la vanguardia de las gestiones económicas de los clubes.
En
el verano mirando la tele vi una de las tantas entrevistas donde Angelici y
D´Onofrio getoneaban juntos y se referían sobre la planificación conjunta de
actividades en materia de marketing. En el programa “Estudio Fútbol” preguntaba
el periodista Marcelo Palacios:
“River por un lado y boca por el otro, que
grandes que son los dos, no, pero ahora si viene una etapa donde a lo mejor
dejan las diferencias y entienden que juntos pueden conseguir muchas más cosas,
la verdad que hace falta un Boca-River mucho más unidos, separados para querer
jugar y querer ganarse, pero unidos para otro tipo de cosas, para crecer, para
proponer cosas al fútbol argentino y enriquecerlo…”
Luego
de que respondiera D´Onofrio, el concepto de Angelici:
“Son dos marcas muy fuertes. Dos marcas muy
reconocidas dentro de nuestro país pero sobre todo internacionalmente.”
A
partir de este tipo de comentarios me empecé a preguntar ¿Qué significa esta
nueva estrategia de nuestro club? Que deparará todo esto: ¿actividades aisladas
sin arraigo popular? ¿Iniciativas con impacto estructural que se convertirán en
políticas de estado para las dos instituciones? ¿Bombas de humo pasajeras? Ya
no nos extraña en Boca el rumbo institucional que se viene desplegando hace
años con este tipo de políticas anti-hinchas. Sea lo que sea, me parece que no
podemos ser indiferentes y se hace fundamental investigar este proyecto inédito
en la historia de nuestro club; en lo embrionario de una política es en donde
hay que ajustar la mira para pensar formas de intervención concretas ante lo
que suceda, y así no lamentarnos en un futuro que el club tome una forma que no
queremos.
2- Clubes y marcas: formas de intercambio y existencia
“Son
dos marcas muy fuertes”, sentenció Angelici para explicar lo que son Boca y
River para él. ¿Qué significa entender un club como una marca? La valorización
de los clubes como marcas implica un determinando tipo de intercambio con el mundo. Nada funciona en el vacío, sino
en permanente contacto con su entorno. De ahí que la pregunta por la clase de
intercambio que accionemos sea tan importante: según la forma en la cual nos
relacionamos con los demás, así seremos. Y lo que estamos siendo en los últimos
años en Boca es lo que denominan quienes manejan la institución como un
club-marca.
El
tipo de intercambio que propone un club-marca es un ida y vuelta especifico con
el mundo donde el club se valoriza a si mismo centralmente como capital; se
concibe ya en su constitución más íntima con la finalidad de generar la mayor
cantidad de dinero posible, y lo logra convirtiendo cada uno de los componentes
de su existencia en activos a explotar y vender.
A
continuación describo las dos dimensiones del Mundo-Boca que desde las
políticas institucionales entran en intercambios que las vuelven activos y que
cambios provocan en nuestra anatomía:
En
primer lugar boquita intercambia aquello
que hacemos y los medios con los cuales lo hacemos. Sobre lo primero, un
ejemplo de nuestras producciones son los partidos o las camisetas como símbolo
fundamental. Organizar partidos amistosos en lugares lejanos para atraer nuevos
públicos o confeccionar una camiseta rosa, con un color de moda, son ejemplos
bien claritos de cómo se modifica la estructura del club al concebirnos como
marca. Sobre lo segundo, los medios con
los cuales hacemos, hablamos de los
jugadores-ídolos, que además de jugar a la pelota ahora tienen que ser sujetos
publicitarios, estrellitas de diversos eventos. Otro caso es la cancha: en la Bombonera
achican espacios de las populares para armar plateas con abonos caros, muchos
de ellos para turistas, excluyendo a hinchas de otras clases sociales con la finalidad
del financiamiento y en nombre del “profesionalismo y la gestión”.
En
segundo lugar se intercambia otra dimensión de nuestra existencia como Mundo-Boca:
los diferentes tipos de saberes y pasiones.
Hablamos de la emoción de los partidos en la Bombonera, la inventiva puesta en
el aliento de la gente, y la destreza de los jugadores. Ya en otra ensayito
hablamos de la mística xeneize como el gran activo para los gerentes que
diseñan la Marca-Boca.
Me
interesa profundizar en esta segunda dimensión porque acá entra la alianza
institucional que venimos hablando entre la dirigencia de River y Boca ¿Qué activo
buscan valorizar? Nuestra rivalidad. Vender el antagonismo es el corazón de la
estrategia comercial entre los clubes. Detengámonos sobre eso ahora.
3- Antagonismo como activo conjunto
En
la estrategia de marketing conjunta entre los dirigente de Boca y de River se
busca explotar la pica histórica entre ambos clubes. El enfrentamiento, la
polarización, es un factor de profunda movilización emotiva. Emoción
beligerante que en muchos casos se trasformó en un recurso valioso para
proyectos comerciales que buscan generar empatías. Les pido que escuchemos al
responsable de marketing deportivo de la compañía “Skullcandy”;
fabricante global de auriculares, opinando sobre el clásico:
“El clásico
Boca-River es una de las rivalidades más grandes del mundo. Es un partido que
cualquier hincha del planeta querría vivir. Por eso, tener licencias de Boca y
River no sólo aquí en el país, sino también a nivel internacional, nos da la
posibilidad de "contar esta historia", a nivel marketing, usando
dicha rivalidad.”
Luego
del triunfo de D´Onofrio en las elecciones, se armaron diferentes reuniones
entre las cúpulas políticas del club y sus gerentes y se trazó un mapa de
iniciativas marketineras a largo plazo: organización de partidos amistosos en
el exterior; realización de pretemporadas en otros países, especialmente EEUU;
búsqueda conjunta de sponsors; organización de amistosos en Argentina pero
dirigidos al público turista, ofreciendo
paquetes con diferentes servicios; comprometer a jugadores-estrella en
diferentes emprendimientos publicitarios y eventos que potencien las marcas; la
participación junto a otros clubes –San Lorenzo, Vélez- de la movida impulsada
por el gobierno porteño de fomentar acuerdos comerciales con China, apoyando
económicamente a los clubes que contraten jugadores del país oriental; armar
una cartografía de sponsors antagónicos entre un club y otro para meter ficha a
la rivalidad –nosotros con Pepsi y Nike, River con Coca-Cola y Adidas, como
para dar ejemplos-.
¿Cómo
se hace operativo este proyecto en lo inmediato? La primera iniciativa fue el
acuerdo con BBVC. Boca aceptó cobrar lo mismo que River, lo cual permitió que
para las gallis se subiera el contrato primero donde facturaba 3.500.000 dólares, para pasar a cobrar 5.400.000
dólares por cada una de las próximas dos temporadas. Si bien cuando se armó el
acuerdo en el 2012 los dos clubes cobraban lo mismo, Boca logró mejorarlo
cuantiosamente. Ahora River nos equipara con la venia de Boca. Dos cosas para
decir: la primera, que BBVC es un sponsor importante para el tesoro de los clubes
–para Boca es después de Nike la marca patrocinante más importante-. La segunda
es la expresión de este cambio del cual venimos hablando: cuando se firmó el acuerdo
la dirigencia de cada club manifestaba que el contrato indicaba que cada institución
cobraba lo mismo, pero dirigentes tanto de Boca como River, reclamaban que su
club era el que más debía cobrar de los dos. Ahora uno y otro se potencian y
ayudan a las arcas del otro –en este caso nosotros a River-.
Pero
la cosa no queda ahí: de este paquete embrionario de iniciativas una de las más
importantes es “el clásico itinerante”. Los partidos amistosos en el exterior
son la acción de oro de esta estrategia; exportar el clásico más grande de la Argentina y unos de los más reconocidos de todo el mundo. Sabemos que hay antecedentes
de este tipo de encuentros: en Uruguay en 1955, 1978 y 1984, como en Miami en
2002. Pero hay que decir que nunca formaron parte de un plan colectivo entre
los dos clubes con miras a una integración institucional como es el plano del
marketing y los ingresos comerciales.
Ya
hay un hecho concreto en relación con este proyecto: el partido jugado en
México D.F., cancha del América, el 31 de Mayo (tras el frustrado cuadrangular
en Chile y en Estados Unidos, el partido en Cancún pasó para el D.F.). Se apela como
espectador no solo a los argentinos que diambulan por el mundo, como a las
peñas instaladas en EEUU y Canadá, sino más que nada al público mexicano, gran admirador
del fútbol argentino, que ahora tiene la oportunidad de acceder al súper-clásico.
Partido hay que decir en la previa medio deslucido, sin varios jugadores
importantes como Román, ya en un clima pre-mundial, y tras la bomba de la
renuncia de Ramón.
Partido
organizado por Tofoni y la empresa World Eleven, se cumple con
el amistoso firmado por contrato que se debí al Banco Francés (de ahí
el nombre del certamen en juego: Copa BBVA). Mientras
que televisó para la Argentina TyC Sports, las entradas se vendieron a través
de www.ticketmaster.com: el precio más barato fue de 125 pesos mexicanos, el
equivalente a 78 pesos argentinos, y el más salado
costó 1.513 pesos mexicanos, 946 pesos argentinos. Pocos días antes del
partido ante la escasa venta de entradas, se empezaron a ofrecer paquetes
promocionales por Grupon bajo el formato del 2x1. Es que lo efectuado quedó muy
por debajo de la expectativa inicial: mientras la organización preveía 40.000
espectadores, acudieron poco más de 15.000.
¿Qué
primeras trasformaciones implica esta movida entre los dos clubes en nosotros
los hinchas? ¿Cómo nos va pegando esto de la rivalidad marca con River? En el
partido amistoso en Córdoba en el verano se llevó adelante lo que algunos
llaman “acción de visibilidad”. Se repartió a los hinchas de ambos equipos 45.000
banderitas para ser agitadas antes del inicio del partido y ser tomados por las
cámaras, proyectando el logo del Banco Francés en miles y miles de pantallas.
4- El precio de ser marca
El
discurso de “en la cancha nos matamos pero afuera nos potenciamos como marcas” nos
indica que se explota el antagonismo entre los clubes como activo, subsumiendo
la rivalidad a un proceso común de valorización monetaria.
Como
bosteros estamos obligados a muchas preguntas: ¿nuestro antagonismo con River
solo depende del resultado de un partido, o en todo caso, a cuestiones de
estilo futbolístico? ¿Qué pasa con las diferencias en el espíritu de los
hinchas, con respecto al aliento al equipo por ejemplo? ¿O con respecto al
origen social, nosotros orgullosos de un barrio popular de la ciudad, y ellos
huyendo del mismo para radicarse en la zona pudiente de la ciudad? En pocas
palabras: ¿qué significa ser hincha de Boca? ¿Qué nos diferencia con River?
¿Qué
precio pagamos por ser un club marca
y en alianza estratégica con River? Al principio explicamos los dos tipos de
intercambio de un club que explican cómo se constituye en club-marca. No solo perdemos populares para ganar plateas para turistas, o perdemos los colores de nuestra camiseta
para ganar otros de moda, sino que perdemos
nuestra capacidad de cambio, de ser más de lo que somos, para ganar ser un club-capital, una cosa fija
que estanca nuestra potencia de ser.
Como
consecuencia de intercambiar en los términos que hacemos, nos vemos impedidos de
existir como club de otra forma a la que se produce en el proceso de
intercambio que nos valoriza como capital, como fábrica de dinero. Adecuados a
las leyes de la mercantilización, nos congelamos y se pierde la oportunidad de
constituir otra valorización de nuestra existencia como institución. Por eso la
discusión de fondo no es solamente de qué el color es la camiseta -sea rosa,
verde, azul y amarillo o transparente- sino por el proceso de valorización del
club como capital y la consecuente pérdida de soberanía en manos de sponsors
como Nike o el mismo BBVA, que entre otras cosas, fomenta acuerdos estructurales
con River. Y un párrafo aparte merece la conexión partidaria –en este caso del
Pro- entre varios dirigentes de ambos clubes, buscando apropiarse en clave
electoral del carisma que irradian los equipos.
Las
movidas como banderazos, pintadas, intervenciones en la cancha, gente
investigando, demuestran que como Mundo-Boca desbordamos el club-marca; que
boquita es fuerza que muta, que se recrea permanentemente. La mística no es exclusivamente
algo del pasado, sea para capitalizar o proteger de la capitalización misma,
sino que es potencia actual, fuerza que hay que agitar para enfrentar los diferentes
conflictos que padece nuestro querido Boca, creando espacios de organización y
comunicación, participación y pensamiento; para decirlo en pocas palabras, inventando
nuevas formas de ser Boca.
Por
Andrés
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