lunes, 16 de abril de 2012

Corredores escolares. Una topología del cuidado.

*No buscamos reemplazar a las autoridades competentes sino ser veedores de que las instituciones o funcionarios pertinentes, atiendan las necesidades de los ciudadanos que lo necesiten.
*No tenemos ni pretendemos tener autoridad de policía, pero si intentaremos dar a conocer todas las acciones que nos permitan no ser un blanco fácil de la delincuencia y trabajar con quien corresponda, codo a codo en la prevención.
*Llevaremos adelante todas las acciones que sirvan para el bien de la comunidad educativa y en general, en cuanto a seguridad en la vía pública se refiere, dejando de lado intereses individuales.
*Somos un grupo de padres preocupados por la seguridad de nuestros hijos y los hijos de los demás y como tales, no esperaremos a ser víctimas para realizar y hacer oír nuestros reclamos.
(Declaración de Principios del corredor escolar de Villa Ballester; http://www.corredorescolar.com.ar/proyectos.html)

"La seguridad la vamos a ir mejorando día a día entre todos, y yo, como corresponde, como máximo responsable de la provincia, estoy al frente de esta lucha, pero es muy valiosa cuanto más participación y control ciudadano hay" (…) "acá está en juego la vida, no es un problema más, detrás de esto tiene que haber una gran madurez y responsabilidad de todos en colaborar cada uno desde su lugar".
(Discurso de Scioli en la presentación del *911 audiovisual y una página Web de denuncia comunitaria).




Intro

Los siguientes párrafos son una serie de reflexiones a partir del diálogo con actores varios acerca de una intervención comunitaria en pos de seguridad: los corredores escolares. Hablaremos en particular del corredor José Hernández, uno de los corredores ubicados en Villa Ballester, barrio paquete del partido de San Martín. El corredor, creado en Abril del 2008, comprende 21 manzanas con 12 colegios, tanto de tipo privado como público, albergando casi 10.000 alumnos.

Encararemos los corredores como un Foco de experiencia: un complejo de saberes, sensibilidades y procedimientos prácticos que se ponen en juego estratégicamente. El sentido de estas líneas entonces, más allá de los corredores, será hacer visibles lógicas de intervención en clave de seguridad, poniéndolas en discusión en un contexto donde el discurso de seguridad, vigilancia preventiva y comunidad se viene agitando bastante…


jueves, 12 de abril de 2012

“Un tornado arrasó mi ciudad…”
(Pensando el temporal: encuentro de “Hacer Ciudad” del sábado 7 de abril de 2012)


1-     La ciudad parece ser narrada desde o por las “catástrofes”. Estas se erigen como “punto de verdad” de la ciudad, de los modos de vida y de la gestión de la ciudad… (Cromañón, Luis Viale, Indoamericano, Once, la tormenta de inicios de abril). La catástrofe habla, claro, de la tragedia y de la muerte. Pero nos devuelve también a nuestras condiciones reales de vida en su máxima crudeza: en el trabajo, en el transporte público, en relación a las fuentes de energía, en los espacios de recreación, en la vida de los barrios (Más allá de las zonas geográficamente más afectadas, los coletazos de temporal no pegan igual en todos lados: no es lo mismo los barrios de clase media con chalet sin tejas que las casillas desmoronadas por completo). La precariedad y la fragilidad como paisaje común. Entonces: ¿las catástrofes como inversión de lo habitual o exacerbación de lo ya caótico? Por lo tanto si es un gesto político importante enlazar las “tragedias” no como accidentes sino como parte de un plano común de precariedad, ¿no necesitamos activar los reflejos políticos, para no dar cuenta de la misma solo a partir de su peor cara? ¿Puede haber un escenario anterior de enunciación que no sea la muerte?