jueves, 26 de junio de 2014

Hacer historia
Reflexiones en torno a Costa Rica como sorpresa del mundial




 1- Ser sorpresa

De forma inesperada para el mundo futbolero Costa Rica dio la sorpresa en este Brasil 2014: por el grupo D, el de Italia, Inglaterra  y Uruguay, se clasificó para octavos. Primero y poniendo varios suplentes el último partido contra Inglaterra que empató cero a cero. Antes le había ganado a Uruguay e Italia. “Estábamos en el grupo de la muerte, y ahora los muertos son los otros”, afirma Ruiz. Es el sabor de la victoria.

“Estamos haciendo historia” es un enunciado corriente por estos días para los ticos. Hacer historia ¿qué será eso? Sentir que se ocupa un lugar que nadie imaginaba: “esta vez los italianos nos pidieron la camiseta”. Algo se invirtió. Tres campeones del mundo afuera –incluso los que inventaron este juego, los ingleses- y Costa Rica adentro. No solo expresando una mayor cantidad de puntos, sino un mejor juego en varios pasajes de los partidos ante los demás seleccionados.

Costa Rica es una sorpresa porque si bien hizo una buena eliminatoria –segundo detrás de EEUU clasificándose dos fechas antes del cierre- pertenece a una zona mediocre desde lo futbolístico y posee una escasa historia mundialista: Italia ´90 donde tuvo su mejor rendimiento pasando a octavos, Corea-Japón 2002 y Alemania 2006.

viernes, 20 de junio de 2014

Mundial Brasil 2014: decime que se siente…

















 1- Calle y cancha: todo un continuo

Habrá que hurgar mucho en los anales de la historia de los mundiales para encontrar en el país organizador tantas protestas sobre este acontecimiento. Hasta de boicot se habla. Si bien un gran porcentaje de las movilizaciones se activan en la ciudad de San Pablo y no parecen ser un episodio de carácter nacional en ese país-continente que es Brasil, es imposible que no nos dejen de llamar la atención.

Pero quiero hablar sobre lo siguiente: me parece absurdo hacer un corte entre el marco del mundial y lo que pasa adentro de la cancha. Como si nuestro interés en el juego sería una pasión equivocada, y que estaría desafectada de politicidad. No me interesa para nada criticar el gesto elitista de postular el fútbol como cosa para bobos, pan y circo. Sí me parece importante quebrar la discontinuidad entre entorno y campo de juego en materia de intervención pública. Porque se puede bancar el fútbol como pasión genuina, sin darle el calibre de cosa política; ser algo divertido, pasional, pero no deja de estar banalizado. El juego no deja de ser un acto humano cargado de realidad tanto como lo están otros; acción que hace mundo, lo cual la inviste innegablemente de politicidad implicando diferentes sentidos, saberes, estéticas, que nos implican bocha de tiempo e involucramiento existencial como experiencia alguna.

domingo, 8 de junio de 2014

¿Seducir para enseñar?
Reflexiones sobre afectos, cuerpo y escolaridad.

(Primera entrega)



1-   Docencia y seducción

Activar el rol docente obliga hoy en día a recurrir a toda una serie de insumos y estrategias no necesariamente escolares. Actuar en el mundo escolar es configurar permanentemente el escenario de nuestra acción, y para tal fin, no podemos descartar ninguno de los códigos en los que generacionalmente nos hemos curtido, códigos muchas veces diferentes a los supuestamente instituidos. Sabemos que la máscara tradicional que encarnaba cualquier profesor/a para transitar un aula hoy está en crisis y se hace necesario –felizmente- recurrir a otros rasgos para constituir y “proyectar” una imagen de nosotros mismos que se convierta en una referencia para los pibes y pibas.

Habitualmente tenemos diferentes formas de clasificar los cursos que nos depara cada ciclo lectivo, podemos pensar en al menos tres: los mala onda: mucha cara de culo, mucho conflicto “grupal”, indiferencia hasta para responder al saludo de buenos días, desgano ante cualquier actividad: da lo mismo que lleves una película, un cuento, una canción o un texto. Nada los motiva, nada nos conecta; los copados, donde nos gusta estar, donde hay un tejido de simpatías generalizada entre los chicos y nosotros, “A vos te bancamos profe”, pero que sin embargo cuesta armar algo. Es decir, a pesar de la simpatía y la buena onda, cuesta activar alguna experiencia de problematización interesante. Cierta subjetividad mediática (cuelgue, distracción permanente) atenta contra la posibilidad de pensar en común. Por último, están los cursos a los que definimos como los que se labura bien.  Toda una definición: hay buena onda, se trabaja desde contenidos del programa, hay debates interesantes que proliferan espontáneamente, hay proyectos que surgen de inquietudes de los chicos. En estos cursos la clase se hace a partir de una vitalidad y una alegría creadora que nos interpela y nos moviliza a ambos, profes y pibes/as (“que buena clase se armó”, solemos rumiar cuando salimos del aula), y no en forma mecánica y forzada como sucede a veces en los otros cursos, en donde casi que habitamos un tiempo que hay que pasar, más que una dinámica que nos hace participes del disfrute.