lunes, 30 de julio de 2012


Crónica desde la Barranca  
  

                                                                                      
Rin- Ring!!, Rin-Ring!!! Sonaba el despertador… No hizo falta el esfuerzo matutino de todos los días (los ojos se habían despegado hacia un buen rato). Los nervios no me permiten dormir. Hoy es el gran día, hoy nos podemos ir de la D. Si señores hoy el Mate puede volver!!!   La emoción está a flor de piel -después de 6 años de padecer en la peor categoría ( y cuando digo peor es en todos los sentidos) de ir a esas canchas de mierda, de seguir alentando y aguantando a pesar de todo- hoy sabemos que se nos puede dar. Tenemos el 1 a 0 a favor pero jugamos allá y es un partido más que jodido. En la semana había optado por no ir a lujan, Acordamos con los pibes y lo fuimos a ver al kiosco donde paramos siempre.

miércoles, 25 de julio de 2012

Sexo para todos.  



                   
Los argentinos y las argentinas somos buena gente, qué duda cabe. Además estamos felices y con buena onda. Pero estas certezas sociales, no pueden postergar preguntas urgentes y a su vez estructurales, ¿Cómo andamos en el tema garche?, ¿Qué pasa con la sexualidad en la era kirchnerista? Queremos dejar bien claro que como dice el título, el objetivo de este texto es plantear una demanda: queremos sexo para todos. No se trata de criticar y listo. Queremos transformar esta cuestión en una política pública…

La cosa viene más o menos así; se cierran prostíbulos, se penaliza el memorable rubro 69 y todas las formas de anuncio de sexualidad en la vía pública, se mira mal al que se va de putas, se critica públicamente al pajero, se rechazan los piropos, etc. Pero a la vez, existe una saturación de culos y tetas –y pectorales, muslos y bultos masculinos- en las pantallas y en puestos de diarios y revistas. Hay una clara doble moral, ¿Quién critica al monopolio de cuerpos atrapados en las pantallas Tinelizadas?, ¿Por qué nadie se plantea la expropiación de la libido capturada en Bailando por un sueño y compañía?, ¿Acaso no existe un Moreno que intervenga en la economía sexual de nuestro país?, ¿Esta situación no plantea un claro limite estructural al Proyecto socialmente transformador que encabeza nuestra Presidenta?

lunes, 23 de julio de 2012

Tinelli: situacionista y soberano
Apuntes sobre la inteligencia de lo banal


1- Organizar la sorpresa

Una pareja sale a la pista de baile. Son Paula y Peter, que además son novios (todavía se discute si es una pareja armada por el programa; que se armó de verdad y el programa aprovechó; o una pareja armada por el programa que se terminó haciendo de verdad). Paula y Peter tienen un perro. Lo llevan al estudio. Estamos en vivo. La pareja se prepara para bailar. Terminó la presentación del conductor. Pero algo ocurre: el perro de Paula y Peter se pone a ladrar. Tinelli lo escucha y hace un impasse; le habla al perro y este le responde con más ladridos. Se arma un diálogo. La cámara reparte sus planos al conductor y el animal. Risas de fondo. Tinelli, como tantas otras veces, construye una situación. Toma un elemento que se pasea por su entorno, se lo apropia sobre la marcha y diseña una escena del show.

Sabemos que el programa no se asienta en el aire sino bajo una estructura coordinada que todas más o menos conocemos (cuyos principios son de un formato global comprado a televisoras mexicanas). Pero parte de esta estructura es dejar algunos elementos librados a su voluntad que en determinados momentos pueden ingresar a la dinámica del show. El centro del programa y de nuestra atención televisiva es el conductor, la pista de baile y el jurado, sumando algunas ráfagas de la tribuna y el detrás de escena. La tribuna y el detrás de escena son interpeladas por Tinelli como una periferia de lo central que es la pista, para entrar en juego y ver qué pasa. De ese ver que pasa surgieron varios personajes importantes  (“El Fan”, un admirador de Wanda Nara; Nelson, “El negro de Zaire”, un flaco que hace años vino de África; y Tito, de guardaespaldas de Ricardo Fort a participante y ganador del certamen). A su vez este mecanismo emana aires democráticos, como una suerte de movilidad social de la fama y el espectáculo, brindando la posibilidad que cualquiera tenga su bautismo de luces en la gran pantalla.