Matar: ¿un acto amoroso?
1-El eclipse de una conciencia
El
film expresa la historia de un matrimonio octogenario de clase media en Francia
que comparten una vida tranquila: salir a conciertos, hacer las compras, comer
juntos, escuchar música. Una pareja que en su constitución late vitalidad y que
no se encuentra sostenida por una estructura vacía que se afirma por la inercia
del hábito. Para nada. Pero un día mientras están comiendo, Georges percibe
el primer síntoma de un cambio drástico que alterará para siempre su rutina: Anne
desvaría. Se queda inmovilizada sin hacer gesto alguno. Georges
está a punto de ir buscar un médico pero
escucha un ruido en la cocina y su mujer ahora está bien; cuando le consulta
sobre lo ocurrido dice que no pasa nada y que se quede tranquilo. De este
acontecimiento enpezará un devenir en caída libre donde Anne cada vez se verá
más impedida a moverse como persona.
“Anne
cada vez se verá más impedida a moverse como persona”. ¿Qué quiero decir? Persona
es la síntesis siempre abierta entre los procesos de constitución del mundo y
nosotros los individuos emergentes de ese proceso, con nuestro organismo, hábitos
y lenguajes. Como individuos personalizados formamos parte de ese devenir
creador con capacidad de intervención, aunque es una realidad que
estructuralmente siempre nos desborda.
El
organismo octogenario de Anne empieza a verse percudido luego del éxito biopolítico
del hacer vivir. ¿Un A.C.V.? No sabemos. Lo cierto es que una persona se
marchita y se pudre. Toda personalidad cuanta con la facultad de captar un entorno
y reflexivamente operar en él. Cuando se modifica la anatomía de ese marco vital la
persona se hace sensible a las nuevas coordenadas mutando y reconociendo como transitables los nuevos escenarios. En el caso de Anne esta conciencia
se licua. Del atontamiento pasa progresivamente a la inmovilización de la mitad
de su cuerpo, pérdida de funciones orgánicas, fallas de memoria, confusión de
identidad, y postración absoluta. No se trata de un parate de su personalidad
hasta que reconozca las nuevas condiciones, sino del derrumbe de sus
capacidades síquicas y el ingreso a un mundo de sombras.
Tras
el primer evento en que Anne es llevada al hospital, de regreso a su casa, le
solicita a su marido que por nada del mundo la interne en un hospital. Anne y Georges
tendrán un proyecto: cuidarse solos. En esta composición colectiva que es una
pareja, deciden intervenir de una forma específica en el nuevo escenario que se
les plantea. Pero no hay personalidad en abstracto. Todo proceso constitutivo
implica una multiplicidad de filamentos sociales con diferentes sentidos: de
clase, de genero, generacionales y tantas variables más. De ahí que es
fundamental decir que esta intervención está hecha de dinero para pagar remedios,
acceso médico, y empleadas que cuidan a la enferma, como que se trata de una
pareja heterosexual, blanca y octogenaria.
No
nos olvidemos de la hija de Georges y Anne
-Eva- que será un personaje importante en esta historia. Ante el cortocircuito
por el nuevo panorama la vemos transitar distintas etapas: de la no captación
de la gravedad del nuevo escenario hasta zambullirse en la plena desesperación.
Situación recurrente de Eva será la intención de quebrar el proyecto de la pareja
de cuidarse solos demandando la internación de su madre.
Estamos
frente al caso de cómo una persona cercana se transforma hasta ser otra; pero
otra en el sentido de intratable. E intratable no tanto por ser un choque de
alteridades cuyo desafío es preguntarse como componer; de una relación
constituida cada vez costará más reconocer al otro tal como era. Y no hablamos
de mutaciones subjetivas sino de un trastrocamiento en su base orgánica que
resulta irreversible para los cánones científicos de época impidiendo motorizar
pulsos reflexivos, sean cuales sean.
2- Sí matarás
El
correr del tiempo dinamita el organismo de Anne dando mas esfuerzo a Georges
para manejar la situación. Ante el declive de Anne su marido intenta esconderla
de su hija. Ya no puede mostrarla. Su hija insiste para verla y cuando la ve
entra en colapso. Anne ya no es Anne. Una y otra vez su marido se resiste a
llevarla a un geriátrico porque le prometió que no lo haría. Nadie se va a preocupar
como él (A una enfermera la echa por no darle bola a su mujer).
En
una vuelta Georges escucha quejarse a Anne y va a ver que pasa. Se sienta en la
cama y empieza a contarle una historia de cuando era chico. La toma de la mano,
el timbre de su voz es dulce, cálido. Termina la historia. De golpe toma un
almohadón y ahoga a su mujer. La mató. Claramente no es un arrebato como
tampoco parece una estrategia premeditada por lo insoportable de la situación. ¿Por
qué entonces? Sin juzgar en el sentido que sea, pero si tratando de interpretar
una de las posibles razones de lo cometido no para analizar sicológicamente a
los personajes, pero si para expresar preguntas que nos surgen de la vivencia
de la película, decimos ¿Puede un homicidio ser un acto amoroso?
Georges
y Anne conforman una pareja vital donde cada uno es parte del otro. Frente al
acontecimiento que trastoca lo dado, el amor como afecto alimenta una creación
de una nueva vida frente al imprevisto ocurrido: el proyecto común de cuidarse
en el hogar y no someterse a la burocratización hospitalaria. En ese devenir
Georges mata a Anne. De afuera parece un hecho cruel, pero lo hechos se pesan y
se miden en términos relativos al sentido constituyente de la dinámica
inmanente de una composición, y Georges quizá mate como gesto amoroso para que Anne
frete a una muerte inevitable y el desgaste que supone esa espera, no siga
sufriendo. Gesto a su vez singular, porque la muerte es una presencia
inminente, pero se activa su llegada, problematizando ese final; final
inevitable, es cierto, pero se elige como afrontarlo, lo cual no es un dato
menor.
También
es cierto que el dar muerte implica el supuesto que este desbarajuste zarpado
de la personalidad de Anne no tiene retorno. La muerte es el final de un
individuo y todas las posibilidades de su personalidad son marginadas. ¿No hay
maneras de que automáticamente el desvarío no sea un goteo a veces mas lento
otras más intenso que conduce a la muerte? ¿El matar como acto amoroso no es la
culminación de la compasión como acto reactivo? ¿Pero a su vez si hablamos de
un individuo del cual su reflexividad como persona se licuo por completo, como
componer si es puro impulso? ¿Frente a ese puro acto que existe pero no se
organiza, la muerte es una forma de terminar y no dejarse arrastrar por una
marea negra que solo desgasta? (y recordando que cuando Georges ahoga con la
almohada a Anne, esta resiste gimiendo y tirando patadas).
3- Fuera de foco y nuevas percepciones
Luego
del hecho el viejo no manifiesta remordimientos ni mucho menos. Hace algunas
cosas –escribe una carta, recorta unas flores-. En una vuelta un plano nos muestra
como Georges
duerme. Se despierta. Escucha unos ruidos; parece que vienen de la cocina ¿Qué
será? Va a ver que pasa y se encuentra a su mujer lavando los platos. Como si
nada. “Puedes ponerte los zapatos”, le dice Anne. Un Georges sorprendido le
hace caso. La pareja de ancianos se prepara y sale para la calle.
Interesante
el concepto que expresa este fuera de campo de Haneke. Un fuera de campo que
abre un intérvalo entre una sensación y como se comprende dicha captura; se
siente una presencia pero entra en un impasse la lectura del hecho. Esos
“ruidos que vienen de la cocina” expresan finalmente para Georges una nueva
situación que rompe con la lógica primera de su mapeo del mundo y la memoria de
reacciones establecidas para ese ordenamiento, que a su vez sus acciones
también ordenaban. El ser vacila. La pregunta se hace urgente: ¿Cómo después de
ser asesinada, Anne se encuentra viva y sin desvariar?
Nosotros
como espectadores ingresamos en este juego también: ¿no será un cuelgue del
viejo? Pero otro plano nos muestra a Eva ingresando a la casa. Recorre sus
habitaciones y se sienta en un sillón. Contempla su entorno y parece que no hay
nadie. No, entonces no es un delirio
del viejo, nos decimos, es algo extraño
pero que sucede de verdad. Pero ¿la película
no empieza con una escena donde entra una cuadrilla al departamento y encuentra
a la vieja muerta en su cama con un ramo de flores en la mano? ¿Entonces la
hija desvaría también? ¿O seremos nosotros entonces?
Ante
un nuevo escenario para la pareja por el delirio de Anne, se interviene de una
manera singular generando un cuidado que escape del depósito hospitalario. Desde
esta lógica se mata como parte de un proyecto conjunto abriendo a su vez una
nueva pantalla de juego donde se licuan los criterios de verdad, no sólo para
los personajes del film, descansando nosotros en ser simples espectadores
testigos de su locura, sino que también somos arrastrados a ese remolino donde
los radares sensibles fallan y no dan cuenta de lo que acontece.
Más
allá de la pareja octogenaria y su vida clasemediera en una potencia
occidental, Amor de Haneke es una
experiencia que nos involucra intensamente. De hecho toda la película podría
funcionar como un sacudón del encuadre de nuestras vidas y nos haga
repreguntarnos sobre las condiciones de nuestra personalidad, de reconocer los
lapsus de la misma y que información nos brindan esos momentos, como a su vez,
la importancia de armar terrenos efectivos para transitar nuestra existencia
como individuos en épocas donde nuestros esquemas perceptivos no nos orientan
fácilmente. Dicho de otra manera, Amor
de Haneke es una película que nos recuerda vitalmente que vivimos en el tiempo del lobo.
Bibliografía
Deleuze, G. (2009):
Cine 1. Bergson y las imágenes, Ed. Cactus, Buenos Aires.
Simondon, G.
(2009): La individuación, Ed. Cactus y La Cebra, Buenos Aires.
Interesante texto sobre un interesante autor.
ResponderEliminarPartiendo por el título del post, el Amor visto desde el punto de vista de Haneke justifica el acto de matar y lo argumenta con la búsqueda de la paz. He ahí la presencia de la paloma: Georg abraza a la paloma.
Bastante idóneo finalizar con la conexión de El tiempo del lobo.
Un gusto tu blog, lo visitaré seguido.
Saludos!
Gracias por tu comentario!
ResponderEliminarSi, la película está atravesada por un permanente simbolismo: la imagen de la paloma, los sueños, las huellas de un supuesto intento de robo...
Que bueno que te haya gustado el blog
Abrazo!