Todo pasa
Algunas preguntas sobre los espacios y la
precariedad escolar
Uno
Martes a la mañana. Subo las escaleras apurado,
agarro el pasillo y antes de ir para el aula busco el baño. Pero hay algo raro.
En la entrada hay unos alumnos que no conozco con una soldadora. Me acerco.
Están colocando unas puertas de hierro y alambre artístico. “No, no se puede
entrar”, me dicen. “Es un segundo”, les contesto, “yo soy profesor”. “Bueno,
pase”, tira el pibito.
Corren unos días y pregunto a los alumnos de ese
piso qué pasa y se reparten las voces para contestar: “como fuman porro en el
baño, lo cerraron”; “hay que pedir las llaves en preceptoría”. Y ustedes qué
piensan, pregunto: “y, nos cagan a todos”.
Dos
Jornada docente. Estamos en un aula. Los directivos
delante y los docentes sentados. Se reproduce a otra escala la misma asimetría
profesores-alumnos, como también la imposibilidad de reproducir eficazmente esa
asimetría –infinidad de veces se pide silencio, murmullos, risitas, uno no
puede escuchar…
La dinámica de la jornada consta de dos partes: en
la primera la directora tira temas e información; en la segunda se analiza el
protocolo de “Orientación para
la Intervención en Situaciones Conflictivas” x bajo
unas consignas. Van pasando los temas y se repite una secuencia: profes que
intentan tirar alguna discusión y la directora contestando “lo dejamos para
otro momento”.