El docente
paracaidista: una figura
escolar
1. Caímos en
la escuela.
En una trayectoria laboral que galopa en lo precario –poca guita, muleo,
hacer cosas que no nos caben, escasos beneficios sociales- nos vemos hoy dando
clase. El dar clase es algo que encontramos más que un lugar buscado: a los
tumbos, cansados de habitar un espacio agotado, olfateamos la posibilidad y
dimos el salto. Y aterrizamos.
Como paracaidistas sabemos que no cualquiera es un buen objetivo de
caída. Hay lugares más acogedores que otros. Los colegios privados con su
flexibilidad legal –llevar un currículum y no mucho más- es un sistema más
poroso en su recibimiento que la burocracia estatal, con trámites infinitos,
cortocircuitos permanentes y la quisquilles por “los títulos habilitantes”
Docentes paracaidistas: legalmente posibilitados, si, pero no
estrictamente preparados. Con credenciales académicas pero con un paso fugaz –o
nulo- por profesorados o institutos de formación pedagógica, se da una caída
abrupta en un terreno inédito. ¿Qué es una planificación? ¿Cuáles son los
criterios para corregir un examen? ¿Cómo mido los contenidos por edad? ¿Qué le
podes dar a un pibito de 12, 13 años para leer? Algunas preguntas posibles -y
hay más.