martes, 29 de mayo de 2012


Pensamiento rumiante: la experiencia de organizar el caos

Algunas ideas acerca del proceso creador en el cine a partir del caso de John Cassavettes y los hermanos Dardenne.


Las siguientes líneas tratan sobre dos métodos de trabajo que si bien son diferentes en varios aspectos, tienen en común buscar y hacer emerger lo imprevisto. Experiencia lúdica, se traza el plano de una situación espontánea como innovación para intervenir con fines creativos en la evanescencia convocada.

Iré desgranando algunas puntas no como investigación erudita donde se exponen minuciosamente diversas características de las formas de trabajo tanto de Cassavetes como de los Dardenne, sino algunos nudos que me interesaron desatar para potenciar cualquier incursión creativa -sean las que fueran, no solo cinematográficas- como inquietudes políticas fundamentales de nuestra tiempo, como el ensayo de una ética que sustente nuevos comunes.


Tiempo erótico: entre la exploración personal y la búsqueda del ritmo.

Para Cassavetes el proceso creativo será más importante que la propia película. El gusto por hacer, por el hacer mismo, será el sentido de la filmación. ¿Qué se busca? Una revelación personal. Una experiencia donde los actores al recrear sus personajes exploren en sus emociones sumergiéndose en sus propias coordenadas vitales. ¿Cómo se logra? La función del director será diseñar un potencial escenario emotivo y otorgar la libertad necesaria para que se agite aquello que surga del juego vincular entre los actores. Se crea una situación problemática: los actores interactúan manifestando emociones, y si emergen afectos con una carga de sentido opuesta para los mismos, se dispara una conflictividad. Sin direccionamientos, provocada por la misma dinámica inmanente de ese encuentro, dicha conflictividad será la arcilla de donde el director se nutrirá para dar vida al film. El combo de sentimientos espontáneos que surgen del choque actoral es un efecto que emana de un proceso creativo determinado, que por un lado lo invoca, pero al mismo tiempo, se cuida de no disciplinarlo y dejarlo ser. Lo que se construya a partir de ese ser es un núcleo clave desde el cual se entreteje el film.