miércoles, 14 de diciembre de 2011

Manuscrito hallado en una botella


1-

Las conciencias no bastan para asegurar una comunicación; hace falta una comunicación de las condiciones de las conciencias para que exista la comunicación de las conciencias. (Gilbert Simondon; La individuación).


2-

Vagón del Sarmiento. Tres de la tarde. Zambullido en una lectura me despierta una discusión:
-Acá, no ves, acá -explica un vendedor.
-Si no dice nada -retruca el pasajero.
-Como que no boludo, ahí tenés, fecha de vencimiento.
-Esta bien, esta bien…
El vendedor va y vuelve, hace chicle en el pasillo:
-No ves boludo, que me rompes las pelotas que estoy laburando.
-Ya esta, salí, si no hay nada ahí…
-Mira gordo, ¿sos ciego la concha de tu madre?
-Me decís gordo si sos más gordo que yo…
-Boqueás boludo, bajate gil que te trompeo, gil, si tenés mano chica.
-Salí, salí…
-Dale la concha de tu madre, plantate boludo, dale la concha de tu madre, ¿no ves que puteo a tu vieja para que saltes?
-Ya está gordo, ya está, no ves que se te cae todo…
El vendedor se le pone cara a cara, le murmura alguna gilada, y le manda un cabezazo que suena feo en el pómulo al pasajero. Y se activa el coro: ehhhh, para… El gordo de las pastillas se escurre por el pasillo. El otro chaboncito,  apoyado al costado de la puerta, se queda tocándose la geta.